Saturday, November 20, 2010

Decidí ser el mejor y hasta ahora me di cuenta.

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Decidí ser el mejor y hasta ahora me di cuenta.  Podría decir que me venia haciendo el pendejo y hasta ahora me entero. Vuelvo a viajar solo junto con mis otros seres, y por supuesto con la incógnita de cómo se tornara el viaje a las tierras de las amazonas. Otro viaje al sur. ¡Sin acompañantes; eu, je, I, io, y yo… nadie más. Otro viaje Rayuela de varios itinerarios y planes. Faltaba sentirme parte de un viaje a ninguna parte. Mi mala suerte me llevaba a torcer la boca al pensar en el cruel avance de los años. El cuerpo se había hecho viejo y las comodidades hogareñas se habían multiplicado tanto así que no podía agarrar e irme. Hasta ahora encontraba a la libertad en el aeropuerto con suficiente tiempo y plata para viajar, y relajarse con las melodías del Bossa Nova.

Los planes estaban hechos y tenía la idea de los lugares que debía aproximarme. Lo que me pasara o dejara de pasar pasaría a la historia de la leyenda que trato de escribir. Digo leyenda porque como mencione al principio, decidí ser el mejor –no uno de los mejores ¡no señor el mejor de todos! Tenía una competencia barbará que me hacía sentir un underdog. ¿Cómo podría vencerme a mí mismo, tener mejor rendimiento que los múltiples seres que me había creado? ¿Cómo mejorar todo lo conseguido en las últimas Olimpiadas? Venia puchando bastante, me había tirado los primeros 800 metros casi en primer lugar. Claro me había complicado en los últimos 100 metros, pero igual creo que había retomado mi fuerza natural.

Pero al grano… ¿Que buscaba viajando a Brasil? Podría contestar en este momento que buscaba a doña soledad, mis deseos mas instantáneos me imaginaban persiguiendo mi sombra por las calles de Sao Paolo o en las playas de Rio de Janeiro percibiendo la silueta de mis dos brazos extendidos celebrando la muerte del sol. También sentía la necesidad de empezar una gran época, volver a sentirme escritor… y porque no producir un par de fotografías que se convirtieran el recuerdo de mi memoria.

Altas horas de vuelo están a punto de comenzar… Ojala y me dejen entrar.

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